lunes, 26 de mayo de 2014

Arreglando meteduras de pata


Cuando acumulas cuatro litros largos de aceite usado es  hora de hacer algo con él.
Quise hacer un jabón con percarbonato en la lejía. El anterior quedó blanco, precioso, ligero como una pluma.

Misma cantidad de percarbonato que de sosa, y menos agua que aceite. Sobreengrasado de -20%, que no sea por falta de sosa. Vale, jabón hecho, al molde y sin tapar, porque los jabones de percarbonato no se abrigan.

A la mañana siguiente toco por fuera el molde de silicona y aquello era puré; duro duro no estaba, pero tampoco estaba blando ni salía líquido sospechoso por ningún lado; sospecho que con un sobreengrasado negativo tan alto, el tema es que había demasiado percarbonato, o que debía haber añadido más agua, creo que mi lejía estaba totalmente saturada de percarbonato y por eso quedaba una parte de este sin disolver.
Bueno, he hecho 1.200 gramos de acetite, voy a coger la mistad y lo añado a un jabón nuevo, total, tengo aceite usado para aburrir. 


 Primera tanda, 620 gr. de aceite usado, 220 de agua y 104 de sosa. Caliento un poco el aceite para ir más rápido, añado la  lejía ( calentita aún ) y al terminar de vaciar la jarra veo bolitas.
 Bueno, tira para adelante, me digo, y salga el sol por Antequera. Bato la cosa y en cuanto traza añado la mitad del puré de patatas, bato más y más para ver si se deshace la sosa , y enmoldo con buena traza.

Repito la operación con la otra mitad ( asegurándome esta vez de que la sosa se ha disuelto bien, lo pongo al lado en molde gemelo y a esperar. No abrigo porque la cosa seguía teniendo percarbonato.

Desmoldo al día siguiente, corto la primera pastilla y ¡leche! esta es la barra "mala"... claramente se veían puntitos muy sospechosos. Corto la otra, perfecta, sin puntos ni nada. Es la  de color natural de esta foto:


Con los guantes aún puestos, cojo la barra mala y la troceo sin miramientos, trozos grandotes, que no se merece más, la meto en la olla y enciendo la vitro al 1; le añado un chorro de agua a ojímetro  y empiezo a darle vueltas con la espátula; cuando lleva más de media hora le doy un viaje con la batidora y aquello se convierte en una masa homogénea, pero sigo cocinándolo otra media hora ( decía una abuela que cuando el jabón da problemas se "coce"), pues hala, cuécete moreno. Ahora la cuestión era que aquello no quedase demasido líquido. Preparo 150 gramos de bicarbonato y lo incorporo, más otro viaje de batidora. 

A estas horas el jabón ya no debía picar, salvo que quedara sosa sin disolver.
Para tenerlo bien fichado, le añado un botecito de colorante azul índigo ya diluido con agua, enmoldo, esperando cortarlo pronto, pues ahora era un refundido.

Lo corto a las cuatro horas (sí, estaba impaciente) y el resultado ha sido un bonito jabón de color azul... para lavar platos. Lo dejaré olvidado un par de meses, y espero que no pique.
En fin, esta ha sido mi odisea jabonera de este fin de semana, que no todo van a ser jabones perfectos.
Y al próximo jabón con percarbonato en la lejía le bajaré la dosis..... y le pondré más agua.



2 comentarios:

  1. De las aventuras y especialmente de las "desventuras" es de lo que más se aprende... jejejej...
    He tropezado cantidad de veces en asuntos básicos de libro, de esos que te advierten en todas partes. Da la sensación de que somos inmunes a la teoría, pero eso sí, una vez se sufre en carne propia ya no se olvida!
    Gracias por compartir tus vivencias. Un abrazo!

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    1. Es verdad,de los desastres se aprende mucho . Este jabón, después de bien cocinado,nunca más picó, y lo gasté sin problemas.

      Gracias y otro abrazo para ti

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