Cuando vi el primer vídeo en el que pintaban un jabón con acrílicos, juré que jamás pintaría un jabón.
Peero..... nunca digas de este agua no beberé...
Bueno, yo no los he pintado con acrílicos, sino con micas, en morado, rojo y oro. La verdad es que los colores le dan mucha vida, estoy contenta con el resultado, aunque me ha dado varios quebraderos de cabeza, pero están resueltos ya.
Estos de abajo no están pintados con mica, están tallados y luego he rellenado los huecos con otro jabón. Un trabajito muy entretenido, pero quería probar y saber si era capaz de superar este nuevo reto.
Ando preparando más cosas, ya os iré contando.......
No son exactamente sellos, son relieves en el jabón. Andaba desde hace tiempo dando vueltas para poner algo personal en mis jabones, no cualquier decoración, sino un símbolo que dijera algo de ellos y de mí.
Después de muchas vueltas, este es el elegido, una mano con una espiral. Indica que está hecho a mano, pero también que lleva mi energía, y la energía de la tierra, y la energía de la vida; bueno, cosas de bruja.
Esta fue la primera prueba, pero me gusta más la de arriba. Ambos son jabones de lavanda bastante atípicos, porque he pasado de pegar florecitas; hice un buen oleato con lavanda que yo misma recogí, y fui muy muy generosa con el aceite esencial de lavanda, y la verdad es que huelen de maravilla. Sin colorantes y sin tonterías de ningún tipo, desnudo y hermoso, me encanta este jabón.
Aquí los relieves son jabones de glicerina, de la glicerina que yo hago, nada de comprar una barra de vete a saber qué y fundirla, eso es engañar a la peña y engañarse una misma. Debajo de la glicerina hay un jabón de hipérico, con un buen oleato e hipérico seco triturado, es la parte oscura del jabón.
La parte superior, más clara, es un jabón de coco- oliva, mucha oliva y poco coco. El resultado, unas super pastillas de más de 200 gramos.
Jabones de hibisco, con oleato e infusión, aunque del color no queda nada, me temo que es ácido y la alcalinidad del jabón lo destruye, pero había que probar. El picadillo más claro que se aprecia son recortes de jabón de lavanda, no quise triturarlos para ver si había diferencia de color, y si que la hay.
Por la otra cara añadí flores trituradas, esas si han mantenido su color.
Y este de abajo es un poco más de jabón de hipérico, que tengo aún más de medio litro de oleato, para hacer pomadas y a lo mejor una crema de noche (¿saldrá tan roja como el aceite? Ya os contaré...)
Cada día es un reto, un nuevo proyecto, siempre tratando de mejorar.