sábado, 23 de octubre de 2010

Sueños azules




Hice un jabón de chocolate, y como casi siempre, quedaron por ahí los recortes. Los hice bolitas nada más cortar el jabón, cuando aún estaba tierno; la pregunta era qué hacer con tantas bolitas, así que hice un jabón con mucho aceite de oliva para que fuera bastante líquido y poder hacer monerías por encima. Puse la parte azul de abajo, las bolitas de chocolate, el color blanco y otro poco de azul. Este ha sido el resultado, un jabón muy bonito con el que casi da pena lavarse.

Yo ya lo he probado y está muy bien, lleva aceite de oliva, coco, ricino, aceite de almendras y manteca de cacao. el coco es por la espuma y el índice de yodo, la manteca de cacao también baja el nivel de yodo, además de hacer el jabón más cremoso.


Este tiene el mismo diseño, es de oliva y vino. Hice dos moldes de 12 pastillas, y la verdad es que me quedaría con todas; nunca he visto un jabón gelificar como este. Cuando lo destapé, tenía brillos en la superficie: era su propia glicerina, y por el centro estaba traslúcido, tocarlo era un placer de dioses. Es lo que tiene el jabón, que aunque creas haberlo visto todo siempre logra sorprenderte cuando menos te lo esperas; menos mal que esta ha sido una sorpresa positiva.
La fórmula es la misma que en el anterior, pero hay algo que lo hace distinto; quizá unos gramos de más de manteca de cacao, o que dejé la traza algo más dura. Con ello la parte superior perdió gracia,pero creo que ganó otras cualidades.
Otra cosa que los diferencia es el tipo de molde; en el primer caso, es un molde de silicona, lo más cómodo del mundo para desmoldar. En el segundo es una cubeta de plástico rectangular comprada en una tienda especializada en plásticos de todo tipo, forrada con papel de horno. La verdad es que estos segundos se han convertido en mis moldes favoritos, de hecho ahora mismo tengo bien abrigaditos unos jabones de caléndula en ellos, vamos, que los pobres están haciendo horas extras un día sí y otro también.
El de oliva y vino fue el primer jabón que hice en ellos. Luego hice uno de menta, y al día siguiente repetí la fórmula con hipérico. Fantásticos los dos, ya os pondré las fotos.
Y ahora estoy de nuevo impaciente, como una niña la víspera de reyes, esperando para poder sacar mi jabón de caléndula, y maravillarme de nuevo con la magia del jabón.

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