Jabón de lavanda, con un rico olor y un suave color violeta. Lleva infusión concentrada de lavanda y unas gotas ( pocas) de aceite esencial. La mayoría del aroma se lo proporciona la propia planta, presente en la capa superior y en el interior del jabón. El producto es de cultivo biológico y origen francés, comprado en un prestigioso herbolario.
Es relajante, tiene propiedades antioxidantes y ayuda en la regeneración celular, por lo que está indicada para arañazos y heridas de poca importancia.
Su aroma se usaba ya desde la antigüedad como perfume o en forma de ramito que se portaba para difundir su olor.
Este es de hipérico, un regalo muy especial que me hicieron hace poco fue un manojo de esta planta ya seca, recogido en la sierra de Madrid por una bruja experta en plantas.
Poderoso antiinflamatorio y adecuado para pieles sensibles también posee interesantes propiedades como cicatrizante, conociéndose en otras épocas como hierba militar, y popularmente como hierba de San Juan, ya que es precisamente en el solsticio de verano el mejor momento para recolectar la planta.
Aquí tenemos uno de caléndula o maravilla, nombre con el que también se conoce a esta planta.
Y es que realmente, es una maravilla para nuestra piel.
En una entrada anterior en la etiqueta de plantas medicinales tenéis más información.
Bueno, estos chicos ( taller de con2tijeras) abren las litronas y no se las terminan. Menos mal que sin fuerza sirven para hacer jabón. De los más grandes que he hecho, había 970 gramos de cerveza, y calculé la receta para esa cantidad de agua (cerveza). Menos mal que no me dio resaca...
Este es de menta, y me encanta. Es menta seca de cultivo propio, y aún tengo para hacer otra "tanda".
A este lo he llamado "fantasía de menta y chocolate " . Es un jabón singular sin duda, con trozos de otros jabones, bolitas de chocolate y oliva y pequeñas espirales de chocolate clavadas en su superficie. Para hacer las espirales hay que cortar láminas muy finas con un pela patatas y enrollarlas enseguida; a la semana ya se pueden incluir en otro jabón.
Hice un jabón de chocolate, y como casi siempre, quedaron por ahí los recortes. Los hice bolitas nada más cortar el jabón, cuando aún estaba tierno; la pregunta era qué hacer con tantas bolitas, así que hice un jabón con mucho aceite de oliva para que fuera bastante líquido y poder hacer monerías por encima. Puse la parte azul de abajo, las bolitas de chocolate, el color blanco y otro poco de azul. Este ha sido el resultado, un jabón muy bonito con el que casi da pena lavarse.
Yo ya lo he probado y está muy bien, lleva aceite de oliva, coco, ricino, aceite de almendras y manteca de cacao. el coco es por la espuma y el índice de yodo, la manteca de cacao también baja el nivel de yodo, además de hacer el jabón más cremoso.
Este tiene el mismo diseño, es de oliva y vino. Hice dos moldes de 12 pastillas, y la verdad es que me quedaría con todas; nunca he visto un jabón gelificar como este. Cuando lo destapé, tenía brillos en la superficie: era su propia glicerina, y por el centro estaba traslúcido, tocarlo era un placer de dioses. Es lo que tiene el jabón, que aunque creas haberlo visto todo siempre logra sorprenderte cuando menos te lo esperas; menos mal que esta ha sido una sorpresa positiva.
La fórmula es la misma que en el anterior, pero hay algo que lo hace distinto; quizá unos gramos de más de manteca de cacao, o que dejé la traza algo más dura. Con ello la parte superior perdió gracia,pero creo que ganó otras cualidades.
Otra cosa que los diferencia es el tipo de molde; en el primer caso, es un molde de silicona, lo más cómodo del mundo para desmoldar. En el segundo es una cubeta de plástico rectangular comprada en una tienda especializada en plásticos de todo tipo, forrada con papel de horno. La verdad es que estos segundos se han convertido en mis moldes favoritos, de hecho ahora mismo tengo bien abrigaditos unos jabones de caléndula en ellos, vamos, que los pobres están haciendo horas extras un día sí y otro también.
El de oliva y vino fue el primer jabón que hice en ellos. Luego hice uno de menta, y al día siguiente repetí la fórmula con hipérico. Fantásticos los dos, ya os pondré las fotos.
Y ahora estoy de nuevo impaciente, como una niña la víspera de reyes, esperando para poder sacar mi jabón de caléndula, y maravillarme de nuevo con la magia del jabón.
Un jabón un poco loco, como yo.
Lleno de recortes hechos con un corta pastas y trocitos de otros jabones, con un bonito color naranja y un intenso olor a canela, un capricho irresistible.
Lleva aceite de oliva, coco, almendras, ricino, manteca de cacao y aroma de canela. Es útil para combatir el acné, sin olvidar sus propiedades afrodisíacas.
La canela me recuerda el calor de un buen fuego en invierno, los dulces caseros y mi infancia.
Cuando mis hijos eran pequeños, hacía bombones de chocolate para las fiestas de cumpleaños, y eran un éxito. No había vuelto a hacer bombones desde entonces, la verdad es que han pasado unos cuantos años.
Bueno, estos son unos bombones ligeramente distintos, aunque la mayoría llevan chocolate...
Al hacer jabón, siempre quedan recortes y trocitos con los que no sabes qué hacer. Los vas guardando y al final te encuentras con un montón de restos de jabón.
Una opción es picarlos pequeñitos e incluirlos en un nuevo jabón, quedan muy bonitos; otra posibilidad es hacer bolitas cuando está recién cortado, y lo mismo, a otro nuevo jabón.
Se me ocurrió que también podía hacer pequeños bombones para incluir en cestas de regalo, y este ha sido el resultado.
Hoy quiero mostraros las cestas que hago. Poco a poco y con paciencia, he ido aprendiendo a trenzar, y para mi es relajante hacerlo por las noches, mientras veo la tele un rato.
Están hechas con tiras de colores; vivo en un barrio lleno de mayoristas chinos. Cuando reciben la mercancía en sus tiendas viene en cajas que van sujetas con esas cintas, y cada tarde hay montones de ellas tiradas en la basura, o en medio de la calle. Si pasáis por Lavapies (Madrid) os animo a recoger unas tiras de este plástico y a hacer vuestras propias cestas, o pulseras, o lo que se os ocurra, ya que además de resistentes son fáciles de cortar con tijeras.Es un material plástico muy resistente ( y supongo que muy contaminante), lo tiran junto con las cajas de cartón.Es una forma más de hacer algo bello con materiales de desecho, de contaminar un poco menos y de tener algo único, útil para mil cosas. Yo las uso para los jabones. Ánimo chicos, que hay tiras para todos. Y de diversos colores como podéis ver.
No es el más bonito de los que he hecho, pero sus estupendas cualidades para la piel lo convierten en un excelente jabón. Contiene jugo puro de áloe vera de cultivo biológico, aceite de oliva, aceite de almendras dulces y un poco de aceite de coco. Lleva aceite esencial de sándalo, geranio y cedro, y tintura de própolis.
La planta procede de África, en concreto del Congo, donde hay más de 300 especies.
Sus propiedades como cicatrizante lo hacen único para quemaduras y heridas en la piel, muchas afecciones cutáneas (dermatitis, psoriasis e incluso algunos tipos de herpes como ayuda a la medicación).
Su cultivo casero es fácil; necesita poco agua y mucho sol, y una buena maceta.
Lo que utilizaremos de la planta es la parte carnosa del interior de las hojas, no solo por vía externa, sino también por vía interna. El jugo de esta planta es un gran aliado del sistema digestivo, disminuye los niveles de glucosa en diabéticos y estimula el sistema inmunológico. Así que el otoño es un excelente momento para tomar esta planta y prevenir catarros, y lavar nuestra piel cansada y quemada por el sol veraniego con un buen jabón de áloe, y si es artesano, mucho mejor.
Me encanta el color y el olor de este jabón, uno de los últimos que he hecho.
Lleva aceite de oliva y de almendras, avena, esencia de sándalo y jazmín y tintura de benjuí.
Y un poquito de colorante rosa.
Es un jabón sin aceite de coco, para que sea absolutamente delicado con las pieles más sensibles, aunque haga un poco menos de espuma.