Ya tocaba hacer un jabón de miel, uno de mis favoritos.
Este jabón siempre lo hago en caliente, en la olla de cocción lenta; aparto un poco de agua para diluir la miel, y cuando está bien disuelta, la meto en la nevera para que enfríe.
Mientras, preparo la sosa y peso los aceites, trazo ligero y a la olla; no lo pierdo de vista y cada 10 minutos lo miro, por si necesita una vuelta. Tapadito hasta que gelifica; entonces lo apago, le añado el sobreengrasado y los esenciales, la miel con el agua, un buen meneo y al molde.
No se abriga, claro está:
1 porque es un jabón de miel.
2 porque está hecho en caliente.
En cuatro o cinco horas está listo para desmoldar, y usar.
Lo dejo un par de semanas para que endurezca bien, y ya se puede envolver y etiquetar.