Después del ajetreo de las fiestas pasadas, hay que retomar la tarea. El jabón de chocolate es uno de los que me gusta repetir, quizá sea porque a mi hija le encanta. En esta ocasión, lo he hecho de medio chocolate, o chocolate sólo en una parte. Con a.e de incienso y litsea cubeta, rico rico.
Este embudo circular lleva a.e. de cedro y de incienso, a mi hijo lo tiene fascinado con sus círculos de colores.
Vamos de hijos y jabones. Este será para hijos ajenos, es un jabón de oliva virgen extra para bebés, y no estará listo hasta el otoño.
Hice también un jabón neutro, pero con oliva, coco y maíz. No es para bebés, y quise darle algo más de espuma. No pongo fotos porque ya está envuelto, y el celofán de muchos brillos en la foto.
Mis tardes jaboneras en compañía ya os las he contado.
Y... planeando cosas. Tengo un oleato de caléndula esperando en el armario de los aceites, otro de ortiga, unas infusiones en el congelado, leche de avena.....
Y el domingo....si estás en Madrid, ¡te invito a hacer jabón de lavar!. No olvides traer tu aceite usado.
Hacer jabón es algo muy gratificante.
Hacerlo acompañada de dos hermanas, brujas jaboneras, más todavía.
Una tarde fría de enero, una cocina, tres brujas, aceites, oleatos, infusiones y muchas horas para compartir. ¿Se puede pedir más?.
Sí, infusiones, café y bombones entre un jabón y otro. Horas maravillosas en las que el mundo se detiene y las horas vuelan. Conocimientos compartidos y la misma ilusión ante la alquimia del jabón; la magia de las jaboneras de siglos nos rodea.
Invocamos a la diosa de la traza y acude a nuestra llamada, en el
caldero (olla de acero en estos tiempos ) cocinamos nuestro jabón de
miel, todas las voluntades y todas las manos en el mismo propósito.
Vale, tenemos batidora, vitrocerámica y balanza de precisión, pero lo esencial no ha cambiado.
Y sí, bueno.... también tenemos un móvil a mano para hacer las fotos y subirlas a este blog.
Arriba, jabón de miel, proceso en caliente. Abajo, nuestro jabón de lavanda, en la barra y ya cortado.
Gracias, hermanas, por tan maravillosa tarde. Repetiremos pronto.
La arcilla verde es rica en óxido de hierro y de magnesio, limpia y purifica la piel, combate el acné y la celulitis y aporta elasticidad a la piel. La parte más verde lleva además espirulina, un alga prodigiosa rica en aminoácidos, fuente de potasio, zinc, calcio y magnesio, ácido fólico y vitamina B 12. Le añadí una dosis generosa de aceite esencial de árbol del té, un eficaz antiséptico que combate la piel grasa y tiene propiedades cicatrizantes.
Un trío magnífico para cuidar y purificar la piel.
Hice este jabón de arcilla verde y árbol del té hace unos días, y el resultado me tiene encantada.
Las piedrecitas que rodean al jabón son también de jabón, irán en un loco jabón que se me ha ocurrido, ya pondré fotos cuando lo haga. Los puntitos blancos son de la misma arcilla.
Ya que estaba de jaboneo, hice también un jabón con aceite usado.
Tenía moldes verticales: una botella de sosa vacía y dos redondas de zumo.
Sumé dos y dos, dividí la masa; en una mitad puse arcilla y la otra la dejé tal cual, e hice un jabón con la técnica del embudo. Aquí podéis ver la técnica.
Tiene un color melocotón, producto del aceite muy usado de fritanga, chorizos entre otros; es para lavar platos y limpiar la casa, y es un jabón presumido que quiso ser guapo.